martes, 28 de noviembre de 2017

La depresión blanca o blues de Navidad



Es esa época del año donde parece que, tanto los medios de comunicación como tu entorno más cercano, quieren imponerte que seas feliz a toda costa, ames a tu familia y llenes todo de comida grasienta, adornos y regalos que muchas veces no te puedes permitir. Todo parece obligatorio. Gastarse mucho dinero, sonreír sin ganas, ver a gente que no deseas, preparar cenas que no tienes ningún deseo de compartir. Suele ocurrir que, entonces, ante tal perspectiva, muchas personas sientan que una gran tristeza y desánimo les invade. A esto se le conoce como depresión blanca o blues de navidad. No es un trastorno como tal, es un estado de ánimo negativo que ciertos estímulos exteriores nos induce a él.

¿Qué síntomas padece alguien con depresión blanca o blues de Navidad?

Enorme tristeza
Nostalgia
Falta de apetito
Alteraciones del sueño
Ansiedad en grado leve

Como pueden ustedes observar, los síntomas no difieren de una depresión típica. Posiblemente el punto clave se encuentre en la nostalgia. El aquejado de la depresión blanca añora con todas sus fuerzas tiempos pasados. Épocas en las que la Navidad era un momento mágico, lleno de risas, regalos y ninguno de la familia faltaba a la mesa en la cena de Nochebuena.

El individuo no acepta los cambios del paso del tiempo, que se hacen más evidentes, en épocas navideñas donde los encuentros, supuestamente entrañables con la familia, han de producirse obligatoriamente. Podríamos decir que la sociedad intenta dirigirnos hacia lo que se considera una vida normal en estas fechas. Si no puedes conseguirlo te sientes diferente al resto de la manada, ya no eres normal, estás fechas te estresan y deseas que acaben cuanto antes.

Otro punto clave, que nos llevaría a padecer la depresión blanca, son los problemas económicos. Tanto en casa como por la calle, recibimos estímulos para que consumamos lo más posible. Hay que cenar cordero, lechón, besugo…no puede falta la bebida a raudales y en Reyes regalos caros para todos.
Es una terrible presión que no todos saben gestionar adecuadamente, lo que lleva a que muchas personas se sientan angustiadas y deprimidas. “Si no hago todo lo que la sociedad y medios de comunicación dicen, mi familia será infeliz y yo un fracasado” podría ser una de las muchas frases que se pasean por la mente de quien sufre el blues de la Navidad. En muchos casos incluso se llegan a pedir pequeños créditos, a altísimos intereses, para poder cumplir los deseos que, a fin de cuentas nunca fueron de usted sino creados por los medios de comunicación y la presión social.

¿Cómo podemos evitar la depresión blanca o blues de la Navidad?

Lo primero es identificar que tenemos un pequeño problema en estas fechas y hacérselo saber a los más allegados. Si nos afecta demasiado en nuestra vida cotidiana acudir a un especialista que nos marque las pautas a seguir. La comunicación es esencial en este tipo de asuntos, comentar como se siente, y llegar a un consenso sensato con la familia para evitar que la situación se agrave. Es importante no dejarse arrastrar por la mayoría. Relajar nuestra mente, tomar aire y pararnos a pensar que podemos permitirnos y que queremos hacer. Llegar a un acuerdo entre lo que se quiere y lo que se debe es el punto perfecto para derrotar la ansiedad que nos atenaza en estas situaciones.

¿Qué más trastornos podemos sufrir con la llegada de la Navidad?

Las Compras compulsivas. En realidad, no es un problema que surge en Navidad y con el fin de las fiestas se termina. Normalmente es un trastorno que está latente desde hace mucho tiempo dentro del individuo, que se despierta de manera más voraz, durante las épocas de mayor consumo como son las rebajas o las fiestas navideñas. Quienes sufren este trastorno suelen comprar más para otras personas o el hogar que para sí mismas. No les mueve el deseo de poseer cosas, sino una profunda insatisfacción personal que solo calman realizando compras compulsivas. Evidentemente será una calma muy perecedera, que vendrá de la mano de la frustración y enfado por no haberse podido contener. Normalmente el resto de la familia se dará cuenta de la situación cuando la economía se vea seriamente resentida.

También hay un aumento de la ansiedad o fobia social, o bien sale a la luz en estas épocas donde se debe interactuar mucho con los demás, o se acentúa si ya se lleva un tiempo padeciéndola. La persona sufre doblemente, por un lado cuando piensa compulsivamente en los acontecimientos venideros, creándole una gran angustia, y cuando se está produciendo el evento. En muchas ocasiones pueden llegar a bloquearse mentalmente y beber en exceso para aminorar la ansiedad. Cómo ya hemos aconsejado en otras ocasiones, si su estado de ansiedad le impide realizar las actividades normales de todos los días, acuda al terapeuta. Sin duda encontrará la serenidad deseada con las recomendaciones y pautas que le enseñaran ,para afrontar aquello que más le inquieta, con la mayor entereza posible.

¿Qué otras fobias podemos encontrarnos asociadas a la navidad?

Miedo a comer en público, tiene que ver con la fobia social de la que hemos hablado antes. La persona se siente insegura para realizar cualquier cosa que piense pueda ser juzgada por los demás, como comer delante de otros. Es signo de gran inseguridad.
 
Liguirofobia, injustificado temor a los sonidos fuertes como el estallido de un globo, el descorche de una botella de cava o petardos, imagínense ustedes la angustia de quien lo padece cuando llegan estas fechas.
 
Afenfosfobia, terror a ser tocado, en una época como la navideña, donde la mayoría se desinhibe casi cono solo oler un corcho de sidra, los abrazos, besos y esos etílicos “Si yo te quiero mucho en realidad” están a la orden del día. Una persona que sufre esta fobia no soporta ni siquiera la idea de que alguien invada su espacio vital.
 

En estos casos ya estaríamos hablando de problemas más importantes que necesitan un tratamiento continuado. La depresión blanca o blues de la Navidad no deja de ser algo estacionario, que pasará apenas termine estas fechas y usted pueda volver a la rutina diaria. No se desanime, y no deje de consultar a un especialista en el caso de que los síntomas continúen o se acentúen tras el fin de la Navidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.