El
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es una severa reacción
emocional ante una experiencia negativa extrema. Se desarrolla cuando la
persona ha sido expuesta a algún suceso traumático en los que ha visto
amenazada su integridad física o psicológica, bien sea a sí mismo o de
alguien más, tales como: maltratos físicos, abusos sexuales, amenazas,
accidentes, la muerte de alguien, maltrato psicológico o emocional -como
el acoso laboral (mobbing) o escolar (bullying)-, catástrofes, guerras…
Esta experiencia vivida con un nivel de
intensidad tan grande en las que el cerebro no puede elaborar vías de
escape, ni tener el control, y en la que es imposible descargar tanta
excitación, puede originar patologías y algunos trastornos de ansiedad
duraderos.
El TEPT puede afectar a personas de todas las
edades y no sólo a la persona que lo padece, sino por ejemplo, si le
ocurre a una madre o padre puede tener consecuencias negativas para el
desarrollo del niño, además de los problemas relacionales que comporta.
Los síntomas más característicos del Trastorno de estrés postraumático son:
- Revivir involuntariamente aspectos la experiencia negativa de un modo muy real y perturbador; por ejemplo, mediante flashbacks, explosiones de imágenes en los que siente como si la experiencia estuviese ocurriendo de nuevo, o bien a través de pesadillas repetitivas.
- Muestras de hiperactivación: respuestas exageradas de sobresalto, mostrarse hipervigilante hacia amenazas, miedo constante, problemas para concentrarse. Incluye también síntomas fisiológicos como problemas digestivos, de sueño, con la alimentación, dolores musculares….
- Evitación en todo aquello que recuerda al hecho o bien situaciones y circunstancias asociadas, incluyendo personas, lugares o actividades. Evitar también pensar o hablar sobre ello con nadie.
- Decirse constantemente lo que podría haber hecho para evitarlo o culpabilizarse (por ejemplo, por qué les ocurrió a ellos, por qué no hicieron algo para impedirlo, cómo podían haberse vengado, por qué fueron a tal sitio ese día…).
- Insensibilidad emocional, como por ejemplo, sentir una falta de capacidad para vivir sentimientos, sentirse aislados de los demás, no encontrar satisfacción en actividades que antes eran gratificantes.
- Incapacidad para recordar partes importantes del suceso traumático.
- Estar irritable o tener arrebatos de furia como agresiones verbales o incluso físicas contra personas u objetos.
Los síntomas suelen desarrollarse tras el
suceso traumático, aunque en algunas personas el comienzo de éstos puede
retrasarse. A pesar de presentar un intenso malestar, algunos pacientes
no acuden a tratamiento hasta meses o años después del inicio de la
sintomatología. Sin embargo, es un trastorno tratable incluso cuando se
presentan los problemas años después del suceso traumático que lo
originó.
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