martes, 21 de mayo de 2019


UNA ACTITUD ANTE LA VIDA

En cierta ocasión en un seminario para matrimonios,
le preguntaron a una mujer:

-“¿Te hace feliz tu esposo?” ¿Verdaderamente te hace feliz?

En ese momento el esposo levantó ligeramente el cuello en señal de seguridad,
Sabia que su esposa diría que sí
pues ella jamás se había quejado durante su matrimonio.

Sin embargo la esposa respondió con un rotundo
-“NO…….no me hace feliz”
Y ante el asombre del marido …..continuo….:

-“No me hace feliz….” ! YO SOY FELIZ ¡ ”
El que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí.
Yo soy la única persona, de quien depende mi felicidad.

Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida,
Pues si mi felicidad dependiera…. de alguna persona, cosa…circunstancia…
yo estaría en serios problemas.

Todo lo que existe en esta vida, cambia continuamente:
El ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, los placeres….
Y así podría decir analista interminable.  

Atreves de toda mi vida, he aprendido algo;
Decido ser feliz y lo demás lo llamo …..”experiencias”:
Amar, perdonar, comprender, aceptar, escuchar, consolar confiar….

Hay gente que dice:

-No puedo ser feliz….
Porque estoy enfermo,
Porque no tengo dinero,
Porque alguien me insulto,
Porque alguien ha dejado de amarme,
Porque alguien no me valoró…..

Pero… lo que no sabe es que ….

PUEDES SER FELIZ..

Aunque …. Estés enfermo,
Aunque…. No tengas dinero,
Aunque alguien te haya insultado.
Aunque alguien no te ame.
O no te haya valorado…

SER FELIZ ES…..
¡¡¡¡¡ UNA ACTITUD ANTE LA VIDA QUE CADA UNO DECIDE !!!!!
¿ Y tu que decides ?

LOS CLAVOS





E
sta es la historia de un muchachito que tenia muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

 

Es el primer día, el muchacho clavo 37 clavos. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos.

 

Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos. Llego el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que aún  quedaban más clavos para quitar en la puerta.

 

Su padre lo tomo de la mano y le llevo hasta la puerta, has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos eso hoyos en la puerta, nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.

 

Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurará para siempre.

 

Una ofensa verbal es tan dañina como una física. Los amigos nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención, y siempre están prestos a abrirnos su corazón.

 

LOS AMIGOS SON JOYAS PRECIOSAS


EL BUSCADOR



Esta  es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.
Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando.
Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir.
Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los  polvorientos caminos, divisó a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.

De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquel lugar.

El buscador traspasó el portal y empezó a caminar  lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposa s en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:

Abjul  Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días


Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.
Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas


El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba. Una por una, empezó  a leer todas las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.

Pero lo que lo conectó con el espanto  fue comprobar que el que más  tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años...
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.


El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó, lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
No, por ningún familiar-dijo el buscador-. ¿Qué pasa en este pueblo?
¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué  hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esa gente, que les ha obligado a construir un cementerio para niños?
El anciano sonrió y dijo:
-Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.

Le contaré...

“Cuando  un joven cumple quince años, sus padres le regalan una  libreta como  esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición  entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez  que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

A la izquierda, qué fue lo disfrutado.
A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer  de conocerla? ¿Una semana?  ¿Dos? ¿Tres semanas y media...?
Y después, la emoción del primer  beso, el placer maravilloso del primer beso... ¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?
¿Y el embarazo y el nacimiento  del primer hijo...?
¿Y la boda de los amigos?
¿Y el viaje más deseado?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones? ¿Horas? ¿Días?

Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos. Cada momento.

Cuando alguien se muere,
es nuestra costumbre
abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado
para escribirlo sobre su tumba.
Porque ese es para nosotros
El único y verdadero TIEMPO VIVIDO.