Si te acostumbras a perdonar,
se acostumbran a fallarte
Perdonar
es un don, muchas veces los que mejor dominan el arte, lo hacen con
especial naturalidad, pudiendo otorgar el perdón cada vez que se sienten
lastimados, sin el mayor de los filtros, solo deslastrándose de aquello
que les pesa o les genera malestar.
Los
que mayor capacidad de perdonar poseen, son aquellas personas capaces
de colocarse en los zapatos del otro, para tratar de entender el porqué
de una determinada conducta, son comprensivos y normalmente no suelen
juzgar a los demás por sus acciones.
Estas personas podemos decir que son privilegiadas en cuanto a su manejo emocional, entienden
que las cosas les afectan en la medida que ellas lo permiten, y
normalmente se resisten a que algo que las ha lastimado, lo siga
haciendo periódicamente a través del rencor, el dolor
enquistado, la ira, o cualquier tipo de emoción negativa producto de una
decepción o de una herida recibida.
Sin embargo, no todo es color
de rosa para quienes sin mezquindad son capaces de perdonar, inclusive
varias veces a la misma persona. Estas personas a veces pueden ser vistas como personas blandas, indiferentes ante las faltas, o inclusive calculadoras,
bien sea porque son muy sensibles y les duele llevar a cuestas su
sufrimiento y el de quien ha fallado, cuando se siente arrepentido, que
no le importa o no le afecta en lo absoluto, por un sinfín de motivos, o
bien porque considera el perdón una inversión, para conseguir algo a
mediano o largo plazo, respectivamente.
Dentro
de las opciones, quien recibe el perdón, especialmente cuando se otorga
luego de una primera vez, es capaz de asumir, que siempre va a ser
perdonado, algo así como quien se confiesa ante una autoridad y queda
libre de culpas y vuelve hacerlo, porque sabe que el perdón está seguro…
sencillamente puede malacostumbrarse y hacer de sus faltas una rutina.
Pero
el problema no lo tiene quien perdona, nadie se debe sentir mal por
perdonar, principalmente porque el beneficio es personal y de él derivan
beneficios colaterales, quien debe saber que es un abusador es quien
comete faltas una y otra vez, asumiendo que no le costará ser perdonado.
Lo que no asumen estas personas es que
se puede perdonar, pero también se acaban las ganas, se desgasta el
afecto, se esfuma la confianza, se rompen las bases de una relación y
llega el momento que no importa si existe o no la falta. El
nivel de indiferencia por no quedar sentimiento alguno vivo, se hace
cada vez más latente, ya no se espera nada, ya no se apuesta a nada,
porque así como un lado asume el perdón, el otro asume la falta y con
ella la pérdida.
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