LA IRA
El enfado y la ira son dos actitudes
naturales que podemos tomar ante una situación de frustración. A pesar de ello,
en algunos casos tener una ira desmesurada puede suponer grandes problemas para
la persona que lo padece. Cuando la ira toma las riendas en tu vida debes actuar
para cambiar esta situación lo antes posible.
¿Qué es la ira?
La ira es una reacción propia y natural del ser humano. No
todas estas reacciones son igual de intensas: un simple enfado puede
considerarse un estadio muy bajo de ira, y ello no es preocupante, ya que es
necesario sentir esas emociones. Lo verdaderamente importante es canalizar
los episodios de ira intensa o los denominados ataques de ira que en
psicología son aquellos casos cuando la persona ya ha perdido el control y su
enojo afecta a su entorno. Es por ello que el problema no radica en sentirla
sino en saber cómo gestionar la ira.
El sentimiento de ira produce adrenalina, lo que puede
ser positivo en momentos de supervivencia, ya que nos da fortaleza e impide que
nos rindamos. A pesar de ello, no conduce a nada en la mayoría de los casos ya
que en un estado elevado genera reacciones exageradas en momentos de pelea,
debate o simplemente cuando existe una frustración emocional.
Causas de la ira
Los profesionales de la psicología afirman que detrás de
la ira y su sentimiento se pueden esconder causas de
origen genético o hereditario. De hecho, hay personas que nacen con menor
tolerancia a la frustración, personas más irascibles que tienen
tendencia a enojarse con facilidad y, por tanto, que expresan mayor ira que
otras. Entre las causas de la ira que la psicología establece las más comunes
que podemos encontrar son las siguientes:
- Problemas
personales
En muchos casos los ataques de ira vienen
precedidos por no poder gestionar bien las emociones derivadas de ciertos
problemas personales. En estos casos las personas no pueden controlar todos los
sentimientos y acaban desahogándose a través de la ira.
- Traumas
Los traumas del pasado pueden afectar en muchos
sentidos nuestra vida adulta. Tanto es así que en muchos casos la rabia
y el sentimiento de impotencia puede surgir de las malas experiencias
que hemos tenido en nuestro pasado.
- Frustraciones
Controlar la ira implica saber cómo gestionar la frustración. Son muchas las personas que no toleran sus frustraciones y acaban pagando la rabia y su sentimiento de fracaso con todos los demás.
- Estrés
El estrés es uno de los males de la actualidad.
Tanto es así que para poder controlar la ira también
necesitamos recudir nuestro estrés ya que es uno de los principales
precursores.
- Problemas
psicológicos
Algunos trastornos de la personalidad pueden derivar
en ataques de ira constantes. Por eso, algunas veces una ira
desmesurada puede estar indicando un problema psicológico más profundo.
En cada uno de estos casos, el control de la ira es
vital para intentar paliar las consecuencias de este tipo de ataques. A pesar
de que estas son las causas más comunes la ira puede ir precedida por otros
desencadenantes. En todos estos casos, es vital acudir a un especialista
en salud mental.
Además de las posibles consecuencias que la ira puede causar
en nuestras relaciones sociales, familiares o de pareja, tiene efectos en
nuestra salud física: aceleración del ritmo cardíaco, incremento de la
respiración… Todas estas son reacciones que acompañan a la ira y
que, a la larga, pueden dejar huella de manera permanente en nuestro cuerpo.
¿Cómo controlar la ira?
Expertos como el Dr. Redford Williams hablan de tres
elementos que resultan fundamentales para aprender a canalizar la ira: entender
cuál es la causa de nuestro enfado, minimizar nuestra
posible reacción negativa y mantener la ira a raya cuando
esta haga acto de presencia. Para conseguir saber cómo canalizar la ira,
puedes usar los siguientes métodos.
1. Analizar nuestra ira
Si comprendemos qué nos hace enfadar, es decir, por
qué nos enojamos y por qué nuestro temperamento cambia, podremos
definir estrategias que nos ayuden a hacer frente a este tipo de
problemas de manera positiva. Asimismo, se sabe que algunos factores como
el estrés y la frustración pueden hacer que nuestro enfado
sea mayor, que nuestra reacción sea desproporcionada con respecto a aquello que
nos sucede. Por eso, es conveniente trabajar en ambas emociones para poder
reducir nuestra posible reacción.
2. Cambia tu forma de pensar
Es importante saber controlar nuestra ira cuando
esta se manifiesta, para que la reacción no vaya a más y perdamos el control de
nuestros actos o de aquello que decimos. Trabajar en valores como
la empatía es muy interesante, por cuanto ayuda a comprender a la
otra persona, su problema o lo que ha causado nuestro enfado. La empatía ayuda
en la resolución de conflictos mediante el respeto y la comunicación. De ahí
que sea necesario trabajar en ello para aprender a controlar las emociones y
sobretodo saber cómo calmar la ira.
3. Racionaliza tus sentimientos de ira
Cuando la rabia y el sentimiento de ira aparecen, siempre viene precedido de una situación externa o interna. Para poder evitar o controlar un ataque de ira y la irascibilidad consecuente a esta, es esencial intentar racionalizar los pensamientos que hacen de desencadenantes de esta reacción. Al poner lógica a las emociones, muchas veces podrás comprobar que se trata de una frustración emocional que intentas canalizar con la ira.
4. Practicar la relajación
Técnicas de relajación simples, como puede ser la
respiración profunda o el uso de imágenes relajantes, pueden ayudar a controlar
la ira de una manera efectiva. Pero para poder recurrir a estos cuando
surge la rabia o ira como emoción, es esencial intentar practicarlos de manera
recurrente.
"Si a cada niño de ocho años de este planeta le
enseñásemos meditación eliminaríamos la violencia del mundo en una
generación."
Dalai Lama
5. Mejora tus habilidades comunicativas
En ciertos casos, la frustración emocional que deriva en ira
o a enojarse viene precedida por carecer de pocas habilidades comunicativas.
Tanto es así que se podría evitar el ataque de ira mejorando
una de estas habilidades sociales.
6. Usa métodos de desahogo
Practicar ejercicios repletos de adrenalina como el boxeo o
algún arte marcial puede ser una de las mejores técnicas para controlar
la ira. Tanto es así que las personas que es una forma eficaz de canalizar
la ira y el sentimiento de frustración emocional que lo acompaña.
7. Reconoce y evita factores desencadenantes
Para tratar de controlar el enfado y canalizar el
ira es vital intentar comprender cuáles son sus factores
desencadenantes. Tanto es así que intentar evitarlos puede ser un buen método
para trabajarlos de forma efectiva y lentamente en el aspecto emocional.
Saber cómo gestionar la ira no sólo tendrá
beneficios para la persona que sufre de irascibilidad. Los problemas que
derivan de la ira y el enojo acaban perjudicando muchos aspectos que sólo a través
del trabajo personal pueden ser controlados.
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