miércoles, 12 de junio de 2019

APEGO Y DEPENDENCIA






La dependencia emocional es un estado de apego extremo o enfermizo hacia una persona o grupos de personas, ya sea pareja, familia o amistad.
Lo que nos viene a la mente con mayor facilidad es la dependencia emocional a la pareja, en la que bajo el disfraz del amor romántico la persona apegada sufre una despersonalización lenta que la lleva a convertirse en un apéndice de la persona amada.
Según los expertos, la mitad de las consultas psicológicas se deben a problemas ocasionados o relacionados con dependencia patológica interpersonal. En muchos casos, pese a lo tóxico de la relación, las personas son incapaces de ponerle fin. En otros, la dificultad reside en una incompetencia para resolver el abandono o la pérdida afectiva. No se resignan a la ruptura o permanecen en una relación que no tiene ni pies ni cabeza.

Detrás de todo apego hay miedo y algún tipo de incapacidad. Para que exista apego debe haber algo que lo justifique: evitar el dolor o mantener la satisfacción. Nadie se aferra al sufrimiento por el sufrimiento mismo. De acuerdo con la historia personal afectiva, la educación recibida, los valores inculcados y las deficiencias que podamos tener, cada uno "elige" su fuente de apego. 
Los siguientes son los más comunes: 
  • Apego a la seguridad o protección: parte de la baja autoeficacia percibida. La persona siente que no es capaz de hacerse cargo de sí mismo/a y necesita de alguien más fuerte psicológicamente hablando que se haga responsable de él/ella. El origen de este apego parece estar en la sobreprotección parental durante la niñez y de la creencia de que el mundo es peligroso. Su miedo es al desamparo y la desprotección.
  • Apego a la estabilidad y la confiabilidad: está relacionado con un profundo temor al abandono y una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se vuelve una necesidad compulsiva para aliviar el miedo anticipatorio a la carencia. Su historia afectiva suele estar marcada por infidelidades, rechazos y pérdidas amorosas que no se han superado adecuadamente. Lo primordial para este tipo de apego es impedir otra deserción afectiva. El objetivo es mantener la relación a cualquier coste para que la historia no se repita.
  • Apego a las manifestaciones de afecto: el objetivo primordial es sentirse amado. Proviene de una baja autoestima, donde la persona que no se quiere a sí misma proyecta ese sentimiento y piensa que nadie podrá quererla. El cariño, la ternura y otras manifestaciones serán vistas como señales de que el amor está presente, pero si disminuyen la persona sentirá que la relación está a punto de terminar. Uno de los indicadores erróneos es la deseabilidad sexual. El pensamiento "si soy deseable, soy querible" hace que estas personas busquen amor en cualquier lugar.
  • Apego a la admiración: la carencia que está presente es de reconocimiento y adulación, ya que ellos mismos no se sienten valiosos o admirables. Se apegan a quien les muestra admiración o algo de fascinación. El bajo autoconcepto crea una importante sensibilidad al halago. Su mayor miedo es a la desaprobación o al desprecio.
  • Apego normal al bienestar y placer: ciertas formas de dependencia son vistas como normales por la cultura e incluso por la psicología. Algunas formas de bienestar interpersonal son especialmente susceptibles de generar apego, entre ellas: sexo, mimos, compañerismo y tranquilidad.





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