EL RATÓN QUE COSÍA BOTONES :
Cuento para niños
El
señor ratón llevaba trabajando toda su vida en la fabricación de
adornos. Los hacía con mucho mimo, y tan solo utilizaba botones para
ellos. Aquella profesión no le hacía rico, pero el señor ratón vivía muy
a gusto con lo que tenía, ni más ni menos, y era muy feliz con su
profesión.
- Tengo lo suficiente para vivir y soy feliz. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?- Decía el ratón con la cara llena de pura felicidad.
Pero
un día se presentó una importante ocasión. El rey de la ciudad quería
hacer un bonito regalo a su hija, y convocó entre todos los habitantes
su deseo para ver quien le podía ayudar. Ofrecía a cambio grandes
recompensas y mucha riqueza.
El señor
ratón no se lo pensó dos veces, ya que, aunque la riqueza no le
obsesionaba, podía ser una muy buena oportunidad para dar a conocer sus
joyas y demás objetos que fabricaba. Decidió confeccionar un delicado
collar a base de botones maravillosos que brillaban como el sol. Y tanto
brillaban, que el rey se quedó embobado con su creación quedando muy
agradecido.
De este modo, y para
cumplir con su promesa, el rey preparó una gran bolsa con monedas de oro
para entregarle al señor ratón por su buen trabajo. Pero el ratón, algo
avergonzado, dijo:
- Disculpe que se lo rechace, Majestad, pero yo no necesito tantas riquezas, ya que mi mayor tesoro es disfrutar con el trabajo que hago.- Dijo el señor ratón al rey.
Pero…un momento. ¿Los
botones pueden brillar? Tal vez, amiguitos, pero en el caso de los
botones del señor ratón, era su propio entusiasmo el que hacía que
aquellos humildes botones brillasen y deslumbrasen a los demás. Y es que
la satisfacción con uno mismo y con la vida, es la mayor de las
riquezas que pueda haber.
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