1. Sonreír para ser más feliz
Para
empezar, sonreír tiene un efecto muy positivo sobre ti mismo. La propiocepción
es un sistema de comunicación de doble sentido entre tu cerebro y tu cuerpo. La
vía conocida es la que va del cerebro a tus músculos cuando algo te pone
contento y tu cerebro le da la orden a tu cara de que sonría.
Sin embargo
también existe la vía de comunicación contraria: si sonríes, incluso aunque no
sea genuinamente, tu cerebro también recibe esa información de los músculos.
Entiende que estás sonriendo y que por lo tanto hay algo que debe estar
poniéndote contento, así que para ser congruente su estado emocional empieza
a cambiar hacia el optimismo. Comenzarás a sentirte más alegre.
Esta teoría
de la retroalimentación facial ya la apuntó el mismo padre de la evolución, Charles
Darwin, constatando que incluso la simulación de una emoción podía
provocarla realmente en nuestra mente.
Cuando
sonríes el cerebro interpreta que estás contento y libera sustancias capaces de
alegrarte, como demuestra esta recopilación de estudios. En una de las
investigaciones que
aparecen, unos participantes debían sostener durante un rato un lápiz con la
boca de forma que se les dibujara una falsa sonrisa. Al terminar, la mayoría
confirmó que les había mejorado el humor.
Incluso
existe el efecto contrarío. Un reciente estudio demostró que la gente que se
inyecta Botox en las patas de gallo y pierde la capacidad de sonreír con
naturalidad tiene más tendencia a deprimirse.
Intenta
sonreír un poco más incluso en los días tristes: empezarás a sentirte mejor.
2. Sonreír para provocar emociones positivas
Sonreír no
sólo te alegra a ti, sino que también envía la señal a aquellos que te rodean
de que eres una persona social, confiable y cercana. Y además es evolutivamente
contagioso.
Te habrás
dado cuenta de que cuando sonríes a alguien, incluso a un desconocido por la
calle, es probable que te devuelva la sonrisa. En realidad la mitad de
la gente devuelve la sonrisa a un extraño, tal y como se demostró en este estudio.
Aunque creas
que eso ocurre por cortesía, realmente es por el efecto de las neuronas
espejo y la reciprocidad. Cuando te devuelven la sonrisa, lo
que consigues con esto es inducir un cambio positivo en el estado emocional de
esa persona. Y eso es muy beneficioso porque inconscientemente asociará esa
sensación con tu presencia.
Y un
estudio de la
universidad de Harvard evidenció que cuando alguien está contento, la
gente cercana tiene un 25% más de probabilidades de ponerse contento también.
En resumen:
cuando sonríes, te sientes bien. Cuando los demás te ven, sonríen también. Y
cuando sonríen, se sienten bien.
Sonríe a los
demás sin motivo. Harás más amigos.
3. Sonreír para que confíen en ti
Una sonrisa
auténtica es una señal de que somos alguien en quien se puede confiar. Se ha
comprobado en este
estudio que cuando
las personas cooperan tienden a mostrar más sonrisas genuinas, y eso a su vez
hace que sean percibidas como más generosas y extrovertidas.
Pero sonreír
también provoca que nos apetezca confiar más en la gente: en un estudio
de 2001 se demostró
que las personas eran un 10% más propensas a confiar en otra persona si ésta
estaba sonriendo
Mientras que
una sonrisa nos presenta como personas amistosas y sociales, las personas que
no sonríen son percibidas como más amenazantes e incluso más poderosas, lo que
puede resultar útil para ciertos individuos que quieren mantener la distancia y
la imagen de un estatus superior.
4. Sonreír para que te perdonen
Resulta que
también solemos tratar con más condescendencia a la gente que, tras cometer un
error o hacer algo malo, sonríen.
En este estudio de 1995 se demostró que no es necesario que
la sonrisa sea real y que funciona incluso cuando la sonrisa es falsa.
Probablemente la causa sea que, como has visto en el punto anterior, cuando
alguien sonríe después de equivocarse nos trasmite la sensación de ser más
honesta.
Personalmente
creo que también es debido a que la sonrisa es evolutivamente un signo de
sumisión que disminuye la agresividad del ganador de una pelea hacia el
perdedor. Por lo tanto si te ven sonreír después de que te hayas equivocado
conseguirás que la hostilidad de los demás se reduzca.
En
situaciones embarazosas también hay estudios
que han demostrado que bajar
la mirada con arrepentimiento y sonreír ligeramente estrecha los lazos sociales
con los demás para que empaticen con nosotros, por lo que sirve para que nos
perdonen más rápidamente.
Así que
recuerda: cuando cometas algún error, intenta sonreír discretamente y quizás
logres salirte con la tuya
5. Sonreír para encontrar soluciones
Las personas
bajo presión o en condiciones de estrés tienden a reducir su visión periférica
y centrarse tan sólo en lo que tienen enfrente, el efecto llamado como visión
túnel. Y no tan sólo ocurre a nivel visual, sino que a nivel resolutivo
también dejamos de contemplar ideas más allá de las que tenemos delante de las
narices.
Lo que
ocurre es que a menudo, para solucionar algo necesitamos pensar de forma más
abstracta y considerar también otras propuestas menos convencionales.
En esas
ocasiones, sonreír puede reducir nuestra estrechez de miras e incrementar
nuestra flexibilidad e imaginación, que es precisamente lo que nos conviene. En
un estudio
de 2010 los
participantes que sonreían sacaron mejor puntuación en tareas que requerían una
visión más global de los problemas.
¿Encallado
en algo? Acuérdate de sonreír mientras buscas la solución.
6. Sonreír para seducir
Seguramente
las mujeres sean muy conscientes de esto, pero con datos empíricos sabe mejor.
En un estudio de 1985 los psicólogos comprobaron el
increíble efecto de la sonrisa femenina sobre los hombres, incluso por encima
del contacto visual. En esta investigación, cuando la mujer estableció sólo
contacto visual con los hombres fue abordada en un 20% de los casos.
Cuando esa misma mujer añadió una sonrisa, el porcentaje subió hasta el 60%.
Sin embargo
esto no funciona al revés. Así como la sonrisa incrementa el atractivo de la
mujer frente el hombre (y seguramente también reduce el miedo de éste a ser
rechazado si se acerca) parece ser que la sonrisa del hombre no es tan
atractiva. Este estudio evidenció que los hombres resultan más atractivos para
ellas cuando se muestran orgullosos o incluso avergonzados en lugar de
contentos.
Mientras que
sonreír y expresar contento era la emoción más atractiva en
las mujeres, ocurría
todo lo contrarío en los hombres. Parece ser que sonreír menos resulta
masculino y eso atrae al sexo femenino, pero yo en el caso de los hombres no
dejaría de sonreír porque una ligera sonrisa que exprese orgullo o picardía
también puede resultar muy atractiva.
A la vez, un
reciente estudio que describo en el artículo sobre los errores más
frecuentes en las relaciones sociales también demostró que cuando vemos una cara atractiva
se nos activa una región del córtex orbitofrontal relacionada con la recompensa
sensitiva. Pero esta investigación también descubrió que cuando la cara que
está sonriendo, dicha zona todavía se activa de forma más potente.
7. Sonreír para mentir
Si las
sonrisas verdaderas transmiten honestidad y confianza sería lógico presuponer
que es difícil que alguien nos consiga engañar con una sonrisa falsa.
Sin embargo
la realidad es que hasta un 80% de las personas son capaces de fingir el
estrechamiento de los ojos que ocurre en las sonrisas Duchenne. Por lo tanto, a
pesar de que no es sencillo fingir perfectamente una sonrisa verdadera porque
también tiene unos tiempos determinados (tarda más tiempo en formarse que una
real), sí que se puede usar para mentir y ocultar lo que realmente pensamos.
Si quieres
usar el enorme poder de la sonrisa para engañar a alguien, recuerda que las
sonrisas que toman forma más lentamente -medio segundo frente una décima de
segundo en las falsa- son percibidas como más fiables y auténticas (fuente).
8. Sonreír para ganar dinero
En un
estudio realizado
en camareras evidenció
que obtenían más propinas cuando sonreían a los clientes. Parece lógico dado
que sonreír provoca emociones positivas en los demás y nos hace parecer más
honestos y transparentes.
Sin embargo,
en las profesiones en las que se exige sonreír de forma constante, como
azafatas, animadoras y demás, ocurre un fenómeno conocido como trabajo emocional que puede llegar a agotar y causar
burnout debido a que existe una contradicción constante entre las emociones
reales y las que se muestran.
Si trabajas
de cara al público y quieres ganar un dinero extra, sonríe un poco más. Pero no
te excedas o quizás lo acabes pagando.
9. Sonreír para mejorar la salud
Algunos
estudios científicos han probado que sonreír libera endorfinas, serotonina y
otros analgésicos naturales que produce nuestro cuerpo. También se ha asociado
la sonrisa a la reducción de los niveles de hormonas causantes del estrés
(adrenalina, cortisol y dopamina) y la disminución de la presión arterial.
Podría decirse que sonreír es un casi un fármaco natural.
Y no sólo
ahí se limitan sus beneficios. Tan sólo por el mero hecho de ver a alguien
sonriéndonos, un curioso
estudio afirma que
generamos niveles de estimulación sobre nuestro cerebro y corazón parecidos a
los que recibiríamos si comiéramos 2.000 tabletas de chocolate o ganáramos
12.000 euros.
El nivel de
placer depende de todas formas de quién nos sonría: es muy alto si se trata del
rostro de un bebé o de un famoso, elevado si es un familiar o un amigo, y
bastante más bajo si se trata de un político.
El estudio
concluye que ver una sonrisa sincera puede crear en nosotros una sensación
placentera superior a la de tener sexo, comer chocolate o ir de compras, en ese
orden. Así que sonríe y empatiza con la gente que lo esté pasando mal: no sólo
les apoyarás, sino que también les aliviarás el dolor.
10. Sonreír para vivir más
En una de
las investigaciones más
sorprendentes que he
leído últimamente se estableció una correlación entre la sonrisa y la
longevidad. En ella, se estudiaron las fotos de los jugadores de béisbol de la
liga americana del año 52 y se observó como aquellos que aparecían sonriendo vivieron
un promedio de 7 años más que aquellos que se retrataron con gesto serio.
Realmente
dudo que la sonrisa fuera la causante directa de este incremento de la
longevidad, pero seguramente se trata del reflejo externo de una actitud frente
la vida que sí que puede tener impacto directo en la calidad de la misma.
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