¡Hola!
Soy la ansiedad, no te asustes… vengo en son de
paz, por cierto, ¿por qué te asustas tanto ante mi presencia?
Sé que sientes horrible cada vez que aparezco, que
te desesperas y quisieras hacerme desaparecer, sé que si pudieras me aventarías
con todas tus fuerzas lejos de tu vida, sobre todo porque crees que estoy aquí
para hacerte daño, para amargarte la existencia… inclusive has
de creer que puedo llegar a ser la causa de tu muerte; pero créeme, si no
te he hecho daño, es porque no es mi intención hacerlo y porque tampoco lo voy
a hacer.
No estoy aquí ni para
que te de un ataque al corazón, ni para que te ahogues y mucho menos para
volverte loco o hacerte sentir raro e inadecuado; creo que ya te lo he
demostrado. Y sí, sé que hago un desastre en tu interior y que te
asusto, pero al final del día… no te he matado, no te has ahogado y tampoco te
has vuelto loco. La realidad es que estás aquí, teniendo miedo a que eso pase,
sin que haya pasado en realidad.
Y te confieso que no porque pienses o sientas que
pueda pasar, significa que realmente
vaya a pasar.
Estoy aquí
escribiéndote esta carta porque te quiero platicar la verdad y serte
totalmente honesta: si he aparecido en tu vida haciéndote sentir todo esto es
porque no había encontrado otra manera de hacerme escuchar por ti.
Estabas tan ocupado tratando de ser
exitoso, de ser productivo y de demostrarle a los demás que eres
digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.
¿Recuerdas esa vez
que te dio un dolor de cabeza? ¿O cuando tuviste insomnio por más de 2 horas?
¿O qué tal esa vez que sin razón aparente te soltaste a llorar sintiendo que
algo andaba mal? ¿y esa vez que te quedaste solo y te sentiste inquieto y
buscaste con qué distraerte…? ¿o qué tal esa vez que te dio un temblor en el
párpado? ¿aquella alergia en la piel…? y ni hablar de la
gastritis y colitis.
Bueno, pues todas
esas veces era yo misma tratando de hacer algo para que me escucharas,
para que te detuvieras por un momento a sentirme y resolver de verdad lo
que te estaba pasando. Pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de vida;
seguiste con tu misma manera de pensar y reaccionar; preocupándote por el qué
dirán, presionándote por ser perfecto, angustiándote por tener el control de
todas las cosas a tu alrededor… por salvar a los demás mientras que te
descuidabas a ti mismo, y está bien… está bien… comprendo que es algo actual y
hasta aprendido.
Pero como eso no es
lo que quiero para ti, como sé que puedes ser libre de verdad, entonces intenté
algo más fuerte: hice que te doliera la quijada al despertar, que se te taparan
los oídos y te sudaran las manos…que tu corazón acelerado para después
sentirte agotado y hasta mareado… en fin, tampoco me quisiste escuchar.
Y sé que te
desesperas porque no “entiendes” con tu mente racional lo que te
está pasando, y claro, con tu mente racional no me vas a entender,
¡al contrario! sólo logras asustarte más y generarte nuevas sensaciones e
ideas que no eran mi intención que tuvieras.
Mi intención es ayudarte a ti y a regresar a
tu centro, ayudarte a frenar por un momento para que voltees a ver en
tu interior qué es lo que estás necesitando para volver a sentirte libre y
pleno. Mi intención sí es llamar tu atención, y te felicito si estás
leyendo esto, pues significa que ahora ya no quieres evitarme. De
hecho, sé que estás cansado y cansada de hacerlo, de huir de mí como si
fuera un monstruo en medio de un bosque oscuro.
Sé que ya no toleras seguir embobándote horas y
horas en el Facebook y la televisión mientras que sabes que hay algo que
necesitas atender, que estás cansado de vivir la vida de otras personas para no
voltear a ver la tuya, sé que ya no quieres seguir adormeciendo tu cuerpo, que
ya no quieres fugarte de la realidad y que realmente quieres disfrutar de tu
vida.
Sé, que ya empiezas a
estar más dispuesto a sentirme y escucharme.
Y espero de verdad que ahora estés listo y lista
para enfrentar tu realidad, para enfrentar la verdad de tu vida y de ti
mismo tal y como es, sin máscaras, sin atajos… sin pretensiones.
Y siéndote honesta,
yo también ya me cansé de estarte mandando avisos para nada más ver cómo te
asustas y sales corriendo, cómo llegas a pensamientos que no son verdad
generándote un malestar mayor, alejándote cada vez más de escucharme.
Y como me cansé, me rendí, y decidí escribirte.
Pues tengo algo realmente importante que decirte.
Así es que vayamos al grano.
Lo único que llevo
tratándote de decir todo este tiempo, es que… es momento de evolucionar.
¿Evolucionar? sí, no
es un concepto New Age, es una necesidad de todo ser humano cuando en algún
momento de su vida ya no le funciona lo que viene haciendo.
La realidad es que estoy aquí porque necesitas
hacer algunos cambios en tu interior y en tu vida, pues aceptémoslo,
no te sientes pleno y no estás viviendo como quisieras hacerlo.
¿Quién quiere vivir presionándose a sí mismo?
¿exigiéndose por cumplir estándares aprendidos? ¿Tratando de complacer a medio
mundo menos a sí mismo? ¿intentando controlar todas las variables de cada día?
¿quién quiere vivir quejándose y con miedo de todo lo que sucede? ¿queriendo
tener la certeza de todo lo que va a suceder? ¿repitiendo los eventos
traumáticos de su pasado? ¿echando culpas a los demás?
¿Cómo vas a querer vivir sin ser tú mismo y sin
tomar las riendas de tu propia vida?
Para eso
estoy aquí, para ayudarte a recuperar esa plenitud que vive dentro de ti,
y para lograrlo, tendrás que deshacerte de lo que te impide contactarla. No
significa que te tengas que convertir en otra persona, ¡al contrario!
significa que necesitas dejar de actuar y pensar como tú no eres y poder ser
más tú mismo.
Estoy aquí para
ayudarte a ver precisamente qué te impide contactar con tu sentido de vida, con
tu pasión por vivir, con tu alegría y con tu verdadero ser. Y que puedas
descubrir que hay algo que estás necesitando darte y generarte para lograrlo.
Es lógico que a veces no te des cuenta de esas
cosas que necesitas, que te sumerjas en relaciones que no te funcionan, en
trabajos que no te gustan pero que “necesitas”, que busques ser amado por
los demás poniéndote máscaras y actuando como no eres; es lógico, que busques
la seguridad en alguien más y que creas que no puedes tú sólo con esta vida,
¿quién no quisiera regresar a la panza de su mamá y despreocuparse por
todo?
Pero tampoco tienes por qué vivir alerta y
protegiéndote de “posibles peligros”, puedes relajarte… y darte cuenta que no
tienes que controlar absolutamente todas las variables para poder dormir con la
mente en paz. Puedes hacerte responsable de ti y de tu vida sin que te
conviertas en un adulto aburrido abrumado por la vida; puedes seguir
disfrutando aunque tengas hijos por cuidar o sueños por cumplir.
Puedes vivir de hacer lo que te gusta y compartir
tu tiempo con quien eliges, puedes generarte una manera de pensar más realista
y positiva, al final del día, tú no eres tus pensamientos, eres quien se da
cuenta que piensa y puedes tomar las riendas de tu mente, claro, de manera
amorosa y paciente.
Y para lograr esto, necesitabas darte cuenta que tu
mente está interpretando constantemente la realidad, y que no
siempre tu interpretación es correcta, que puedes caer en errores, creer
esos errores, obsesionarte con esos pensamientos, y alejarte de la realidad que
sí está sucediendo.
Es momento de que regreses a la realidad y
descubras que hoy, ahí donde estás, estás a salvo, y tienes todo el derecho y
la capacidad para tomar las riendas de tu vida. Eso sí, necesitarás
perderle el miedo al rechazo, al ridículo, al fracaso y al qué
dirán, necesitarás hacerte tu prioridad y confiar en tu voz interior,
necesitarás esforzarte por generarte eso que sí anhelas y que sabes que es tu
derecho vivir.
Estoy aquí para decirte que necesitas ponerle
límites a las personas que te lastiman; para que te agarres de valor y aprendas
a decir que “no”; para que dejes de mendigar amor con quien no te merece; para
que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que de
una vez por todas… ¡cuides tu cuerpo!
¿De qué otra manera
le habrías puesto atención a tu cuerpo? Digo, probablemente de muchas maneras,
pero ésta está funcionando. Necesitas darle el alimento que necesita,
dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz que sude y que
se mueva, ten tus hormonas al día y duerme las horas que necesitas.
¿Por qué te explotas?
¿Por qué te exiges tanto? No entiendo porque lo haces… si lo tienes todo, lo
eres todo, tienes toda la capacidad que necesitas para crear tu propia
realidad, pero te tratas como tu propio esclavo, eres demasiado severo contigo
mismo… y estoy aquí para pedirte que simplemente te detengas.
Así es que ya sabes…
si realmente quieres que me vaya, toma el timón de ti mismo, pregúntate qué has
hecho que te ha alejado de tu esencia. Pregúntate realmente cómo quieres vivir
y lucha por esa vida, pues es tu vida, y solamente tú puedes decidir sobre
ella… si a los demás no les parece, es porque ellos tienen su propia vida,
no tendrían por qué comprenderte y tú no tendrías por qué controlar lo que
piensan sobre ti.
El único control que
puedes tomar es el de ti mismo, y para recuperarlo,
necesitarás aceptar que lo has perdido y retomarlo con fuerza. Necesitarás
usar toda esa frustración y tensión interior y convertirla en motivación para
ir tras lo que anhelas. Por eso, necesitas permitir que yo me exprese,
perderme el miedo, sentirme para que veas que estos síntomas tan sólo
son una manera de ayudarte a recuperar tu equilibrio, y que si esperas a que
pasen… pasarán, y que si aprendes a relajarte y a tener tu mente en el
presente, se transformarán.
Así es que la próxima vez que me sientas, cierra
los ojos… confía y siénteme, déjate llevar… escucha lo que tengo por decirte,
entiendemey después, ¡pasa a la acción! Por favor, ya no me reprimas, ya no te
distraigas cada vez que llego… pues así no podré hablarte y no podrás hacer
esos cambios que tú sabes que necesitas hacer.
Espero no tener que
llegar muchas veces más en tu vida, pero si lo hago… recuerda que no quiero
lastimarte, quiero ayudarte a que recuperes tu propio camino de evolución, el
camino que si lo tomas, te hará mucho muy feliz.
Y ya para terminar,
quiero confesarte una última cosa, quiero decirte quién soy en realidad:
Yo… soy tú esencia.
Así es, soy tu
esencia, disfrazada de ansiedad.
Soy tú verdadero ser, ese que guardaste para
proteger, y estoy aquí, gritándote, tocando desde el interior de tu corazón con
fuerza para que me escuches. No es taquicardia lo que sientes, soy yo, que
quiero salir de ahí.
Déjame salir… déjame tomar las riendas y confía en
mí, recuerda quién soy y quién eres, vuélvete a hacer uno conmigo y pierde el
miedo a salir lastimado. Yo prefiero que vivamos la vida como es, que la
exploremos y que demos lo que tenemos que dar, sea lo que sea, a vivir
escondidos por miedo a lo que pueda pasar…
Así es que hola, yo soy tú, y ya es momento de
escucharme.
Con cariño, yo – La Ansiedad